1 Samuel 5:1-7:17; Juan 6:1-21; Salmos 106:13-31; Proverbios 14:32-33 (Traducción en lenguaje actual (TLA))
1 Samuel 5-7 Traducción en lenguaje
actual (TLA)
El
cofre del pacto de Dios y los filisteos
5
Después de que los filisteos se apoderaron del cofre del pacto de Dios en 2
Eben-ézer, se lo llevaron a Asdod. Allí lo pusieron en su templo, junto a la
estatua del dios Dagón.
3
Al día siguiente, cuando la gente de Asdod se levantó, encontró a Dagón tirado
y de cara al suelo, frente al cofre del pacto de Dios. Enseguida lo levantaron
y lo colocaron en su lugar.
4
Al día siguiente sucedió lo mismo, sólo que esta vez la cabeza y las manos de
Dagón estaban tiradas a la entrada del templo. 5 Por eso, hasta el día de hoy
en Asdod ni los sacerdotes ni los que adoran a Dagón pisan la entrada del
templo.
6
Además, como la gente de Asdod había capturado el cofre, Dios los castigó
duramente, lo mismo que a los pueblos vecinos. Dios hizo que les salieran
tumores, y todos ellos sufrían mucho.
7
Por eso, los habitantes de Asdod dijeron: «El Dios de Israel nos ha castigado
duramente a nosotros y a nuestro dios Dagón. Ese cofre del Dios de Israel no
debe estar entre nosotros».
8
Luego llamaron a todos los jefes filisteos y les preguntaron:
—¿Qué
podemos hacer con el cofre del Dios de Israel?
Ellos
contestaron:
—Envíenlo
a la ciudad de Gat.
Y
así lo hicieron.
9
Pero en cuanto el cofre llegó a aquella ciudad, Dios hizo que les salieran
tumores a todos los que allí vivían. Toda la gente 10-12 estaba muy asustada.
Por eso el cofre del pacto de Dios fue enviado a otra ciudad filistea, llamada
Ecrón.
Cuando
el cofre iba entrando a esa ciudad, sus habitantes empezaron a gritar: «¡Nos
han traído el cofre del Dios de Israel para matarnos a todos!»
Los
habitantes de Ecrón tenían mucho miedo de morir, así que llamaron a los jefes
filisteos y les dijeron: «¡Llévense de aquí ese cofre! ¡Regrésenlo al lugar de
donde lo tomaron! De lo contrario, todos moriremos».
Y
aunque así lo hicieron, Dios también los castigó duramente. Murió mucha gente,
y los que sobrevivieron sufrían mucho a causa de los tumores. Sus lamentos se
escuchaban hasta el cielo.
Los
filisteos devuelven el cofre
6
Como el cofre del pacto de Dios ya había estado siete meses en su tierra, 2 los
filisteos mandaron a llamar a sus sacerdotes y adivinos, y les preguntaron:
—¿Qué
podemos hacer con el cofre del pacto de Dios? ¿Cómo podemos enviarlo de vuelta
a su lugar?
3
Ellos les contestaron:
—Si
lo regresan, deben enviar también ofrendas para pagar por el error de haberlo
capturado. Sólo así sanarán de los tumores y entenderán por qué Dios no ha
dejado de castigarlos.
4-5
Los filisteos volvieron a preguntar:
—¿Qué
ofrenda podemos presentarle al Dios de Israel para que nos perdone?
Y
les contestaron:
—Hagan
figuras de los tumores y de las ratas que están destruyendo el país. Como
ustedes tienen cinco jefes, deben enviar cinco tumores de oro y cinco ratas de
oro. Así reconocerán que el Dios de Israel es muy poderoso; tal vez él deje de
castigar al pueblo, a sus jefes, a sus dioses y a su tierra.
6
»No vayan a portarse como el rey de Egipto y su gente. Ellos se pusieron muy
tercos, y sólo cuando Dios los castigó duramente dejaron que los israelitas se
fueran de Egipto.
7-9
»Si quieren saber si fue el Dios de Israel quien los castigó, hagan lo
siguiente: Construyan una carreta nueva. Esa carreta deben jalarla dos vacas
que nunca hayan trabajado con el yugo puesto ni hayan jalado ninguna carreta.
Las vacas deben estar criando terneros.
»Como
lo normal es que las vacas vayan hacia donde están sus terneros, encierren a
los terneros en el establo. Pongan luego el cofre del pacto de Dios en la
carreta, y en una caja pongan las figuras de oro que hicieron. Una vez que
hayan hecho esto, suelten la carreta para que las vacas se lleven la ofrenda.
»Fíjense
entonces hacia dónde se dirigen las vacas. Si se van hacia Bet-semes, que es un
pueblo israelita, podemos estar seguros de que fue el Dios de los israelitas
quien nos causó tanto daño. Si no sucede así, entonces sabremos que no fue su
Dios quien nos castigó, sino que todo esto fue un accidente.
10
Así lo hicieron los filisteos. Pusieron dos vacas para que llevaran el carro, y
a los terneros recién nacidos los encerraron en un establo. 11 Luego pusieron
en la carreta el cofre del pacto de Dios y la caja con las figuras de oro, y
dejaron que las vacas se llevaran la carreta.
12
Las vacas se fueron directamente a Bet-semes. En ningún momento se apartaron
del camino ni dejaron de mugir por sus terneros. Por su parte, los jefes
filisteos las siguieron hasta que estuvieron cerca de Bet-semes.
13
La gente de ese lugar estaba cosechando trigo en el valle que está frente al
pueblo. Cuando vieron el cofre, les dio mucha alegría. 14-15 La carreta se
detuvo junto a una gran piedra que estaba en el campo de un hombre llamado
Josué. Entonces los ayudantes de los sacerdotes bajaron el cofre del pacto de
Dios y la caja con las figuras de oro, y los pusieron sobre esa gran piedra.
Luego los israelitas tomaron la carreta, la hicieron leña, y sacrificaron las
vacas como ofrenda a Dios. Además, ese día le presentaron a Dios otras
ofrendas.
16
Los cinco jefes filisteos se quedaron a cierta distancia, y después de haber
observado todo esto, ese mismo día regresaron a Ecrón. 17 Los filisteos tenían
cinco ciudades principales: Asdod, Gaza, Ascalón, Gat y Ecrón. Por cada una de
ellas, los jefes filisteos enviaron una figura de oro como ofrenda a Dios, 18 y
por cada ciudad y pueblo, enviaron un ratón de oro.
En
cuanto a la gran piedra sobre la que colocaron el cofre del pacto de Dios,
hasta el día de hoy se conserva en el campo de Josué, el de Bet-semes, como
testimonio de todo esto. 19 Mientras el cofre estuvo en Bet-semes, Dios castigó
con la muerte a setenta hombres que se atrevieron a mirar dentro del cofre.
Toda la gente del pueblo lloró mucho por eso, 20 y decía: «Nadie puede vivir
delante de un Dios tan poderoso como el nuestro. Es mejor que mandemos el cofre
a otro lugar».
21
Cerca de allí había una aldea llamada Quiriat-jearim. Entonces mandaron a decir
a la gente de allí: «Los filisteos nos han devuelto el cofre del pacto de Dios.
Vengan por él».
Samuel
gobierna Israel
7
Los habitantes de Quiriat-jearim pusieron el cofre del pacto de Dios en la casa
de un hombre llamado Abinadab, la cual estaba sobre una colina. También
consagraron a su hijo Eleazar para que cuidara del cofre.
2
El cofre estuvo en Quiriat-jearim veinte años. Y toda la gente de Israel
lloraba y buscaba a Dios. 3-4 Por eso Samuel les dijo:
«Si
de veras quieren volver a obedecer a Dios, dejen de adorar a los dioses ajenos,
y a las imágenes de Baal y de Astarté. Adoren solamente a nuestro único y
verdadero Dios. Así él los librará del poder de los filisteos».
Los
israelitas dejaron de adorar a esos dioses, y adoraron solamente al Dios de
Israel. 5 Entonces Samuel les dijo: «Reúnan en Mispá a todos los israelitas, y
yo le pediré a Dios que los perdone».
6
Los israelitas se reunieron en Mispá y reconocieron que habían ofendido a Dios.
Por eso sacaron agua de los pozos, la derramaron como ofrenda delante de Dios,
y después ayunaron.
Fue
en Mispá donde Samuel comenzó a gobernar a los israelitas. 7 Cuando los jefes
de los filisteos supieron que los israelitas se habían reunido en ese lugar,
decidieron ir y atacarlos. Al saberlo, los israelitas se llenaron de miedo 8 y
le dijeron a Samuel: «¡No dejes de orar a nuestro Dios; ruégale que nos libre
del poder de los filisteos!»
9-10
Samuel tomó un cordero y, mientras lo sacrificaba, le rogó a Dios que ayudara a
su pueblo. Mientras tanto, los filisteos iban acercándose para atacar a Israel.
Pero Dios escuchó a Samuel, y envió fuertes y espantosos truenos. Cuando los
filisteos los oyeron, se llenaron de terror y salieron corriendo.
11-13
Los israelitas persiguieron a los filisteos desde Mispá hasta Bet-car, y los
vencieron. Entonces Samuel tomó una piedra, la puso entre los pueblos de Mispá
y Sen, y la llamó Eben-ézer, pues declaró: «Hasta aquí nos ha ayudado Dios».
Hizo esto para que todos recordaran cómo Dios los había ayudado.
Mientras
Samuel vivió, Dios mostró su poder contra los filisteos, y éstos ya no
volvieron a invadir la tierra de Israel. 14 Por el contrario, los israelitas
recuperaron las ciudades y territorios que los filisteos les habían quitado,
desde Ecrón hasta Gat. Así fue como hubo paz entre los israelitas y los
habitantes de Canaán.
15-17
Cada año Samuel visitaba las ciudades de Betel, Guilgal y Mispá. Allí
aconsejaba y dirigía a los israelitas, y los ayudaba a resolver sus pleitos y
problemas. Lo mismo hacía en Ramá, donde él vivía y donde había hecho un altar
para adorar a Dios. Y Samuel gobernó a Israel durante toda su vida.
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
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Juan 6:1-21 Traducción en lenguaje
actual (TLA)
Jesús
alimenta a más de cinco mil
6
Después de esto, Jesús fue al otro lado del Lago de Galilea, también conocido
como lago de Tiberias. 2 Mucha gente lo seguía, pues había visto los milagros
que él hacía al sanar a los enfermos.
3-4
Se acercaba la fiesta de los judíos llamada Pascua, y Jesús fue a un cerro con
sus discípulos, y allí se sentó.[a] 5 Cuando Jesús vio que mucha gente venía
hacia él, le preguntó a Felipe:
—¿Dónde
podemos comprar comida para tanta gente?
6
Jesús ya sabía lo que iba a hacer, pero preguntó esto para ver qué decía su
discípulo. 7 Y Felipe respondió:
—Ni
trabajando doscientos días ganaría uno suficiente dinero para dar un poco de
pan a tanta gente.
8
Andrés, que era hermano de Simón Pedro, y que también era discípulo, le dijo a
Jesús:
9
—Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada[b] y dos pescados. Pero eso
no alcanzará para repartirlo entre todos.
10
Jesús les dijo a sus discípulos que sentaran a la gente. Había allí unos cinco
mil hombres, y todos se sentaron sobre la hierba. 11 Jesús, entonces, tomó los
panes en sus manos y oró para dar gracias a Dios. Después, los repartió entre
toda la gente, e hizo lo mismo con los pescados. Todos comieron cuanto
quisieron.
12
Una vez que todos comieron y quedaron satisfechos, Jesús les dijo a sus
discípulos: «Recojan lo que sobró, para que no se desperdicie nada.»
13
Ellos obedecieron, y con lo que sobró llenaron doce canastos. 14 Cuando todos
vieron este milagro, dijeron: «De veras éste es el profeta que tenía que venir
al mundo.»
15
Jesús se dio cuenta de que la gente quería llevárselo a la fuerza para hacerlo
su rey. Por eso se fue a lo alto del cerro, para estar solo.
Jesús
camina sobre el agua
16-17
Al anochecer los discípulos de Jesús subieron a una barca, y comenzaron a
cruzar el lago para ir al pueblo de Cafarnaúm. Ya había oscurecido totalmente,
y Jesús todavía no había regresado. 18 De pronto empezó a soplar un fuerte
viento, y las olas se hicieron cada vez más grandes. 19 Los discípulos ya habían
navegado cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús caminar sobre el agua.
Como Jesús se acercaba cada vez más a la barca, tuvieron miedo. 20 Pero él les
dijo: «¡Soy yo! ¡No tengan miedo!»
21
Los discípulos querían que Jesús subiera a la barca, pero muy pronto la barca
llegó al lugar adonde iban.
Footnotes:
Juan 6:3 Se sentó: Probablemente para
enseñar. En la época de Jesús, los maestros enseñaban sentados, y no de pie.
Juan 6:9 pan de cebada era la comida de los
pobres, pues era mucho más barato que el pan de trigo.
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Salmos 106:13-31 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
13
pero
al poco tiempo
se
olvidaron de tus hechos
y
no esperaron a conocer
los
planes que tenías.
14
Eran
tantas sus ganas de comer
que
allí, en pleno desierto,
te
pusieron a prueba
y
te exigieron comida.
15
Y
tú los complaciste,
pero
también les enviaste
una
enfermedad mortal.
16-17
Cuando
estaban en el desierto,
los
que seguían a Datán y a Abiram
sintieron
envidia de Moisés,
y
también sintieron celos de Aarón,
a
quien tú habías elegido;
pero
se abrió la tierra
y
se tragó a todos los rebeldes;
18
¡llamas
de fuego cayeron
sobre
esa pandilla de malvados!
19
Nuestros
abuelos
llegaron
al monte Horeb,
y
allí hicieron un ídolo;
¡adoraron
un toro de metal!
20
Dejaron
de adorar a Dios,
que
era su motivo de orgullo,
para
adorar la imagen de un toro.
21-22
Dios
hizo grandes maravillas
frente
al Mar de los Juncos:
¡los
salvó de los egipcios!
Pero
ellos se olvidaron de él,
23
y
tan enojado se puso Dios
que
quiso destruirlos.
Moisés,
su elegido,
intervino
en favor de ellos
y
calmó el enojo de Dios
para
que no los destruyera.
24
Pero
ellos rechazaron
la
tierra que Dios les dio
y
no confiaron en sus promesas.
25
Dentro
de sus casas
hablaron
mal de su Dios
y
no quisieron obedecerlo.
26
Dios
les advirtió
que
los dejaría morir en el desierto,
27
y
que a sus descendientes
también
los haría morir,
o
que los dispersaría
por
todos los pueblos y países.
28
Pero
ellos prefirieron
adorar
al dios Baal
de
la ciudad de Pegor,
y
comieron de las ofrendas
que
se hacen a dioses muertos.
29
Con
esas malas acciones
hicieron
enojar a Dios,
y
él les mandó un terrible castigo.
30
Pero
un hombre llamado Finees
intervino
en favor de ellos
y
logró que Dios no los castigara.
31
Por
eso Finees
será
siempre recordado
por
este acto de justicia.
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Proverbios 14:32-33 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
32
El
malvado fracasa por su maldad;
pero
el hombre bueno
confía
en Dios hasta la muerte.
33
En
la mente del sabio
hay
lugar para la sabiduría;
pero
la gente tonta
no
llega a conocerla.
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