Rut 2:1-4:22; Juan 4:43-54; Salmos 105:16-36; Proverbios 14:26-27 (Traducción en lenguaje actual (TLA))
Rut 2-4 Traducción en lenguaje actual
(TLA)
Rut
trabaja en el campo de Booz
2
1-2 Pocos días después, Rut le dijo a Noemí:
—Déjame
ir a recoger espigas. Seguramente los que cosechan en los campos me dejarán
seguirlos para recoger las espigas que vayan quedando.
Noemí
le dijo:
—Anda,
hija mía.
3
Entonces Rut se fue a un campo de cebada y comenzó a recoger las espigas que
dejaban los trabajadores. Sin saberlo, Rut tuvo la buena suerte de ir a
trabajar al campo de un familiar de Elimélec, el difunto esposo de Noemí. Ese
familiar se llamaba Booz, y además era muy rico y muy importante en Belén.
4
Ocurrió que ese día Booz salió de Belén para vigilar el trabajo en sus campos.
Cuando llegó al campo, saludó a los trabajadores:
—¡Que
Dios los cuide a todos!
Y
ellos respondieron:
—¡Que
Dios te siga bendiciendo!
5
Luego Booz le preguntó al jefe de los trabajadores:
—¿Quién
es esa muchacha?
6
El jefe contestó:
—Es
la muchacha de Moab que vino con Noemí. 7 Me suplicó que la dejara recoger las
espigas que se les caen a los trabajadores. Desde que llegó en la mañana, ha
estado trabajando duramente, y apenas ahora está tomando un corto descanso en
la choza.
8
Booz llamó a Rut y le dijo:
—Oye
bien lo que te voy a decir: no vayas a recoger espigas en otros campos; quédate
aquí 9 y acompaña a mis trabajadoras. Mira bien por dónde van, y síguelas. Les
he ordenado a mis trabajadores que no te molesten. Cuando tengas sed, ve y toma
agua de las jarras que ellos han llenado.
10
Entonces Rut, en señal de humildad, se inclinó hasta tocar el suelo con la
frente, y le preguntó a Booz:
—¿Por
qué es usted tan amable conmigo? ¿Por qué se preocupa tanto por mí, si soy una
simple extranjera?
11
Booz le contestó:
—Ya
me han contado todo lo que has hecho por tu suegra, después de que murió tu
esposo. Sé que dejaste a tu familia y tu país para venir a vivir con nosotros,
que somos gente totalmente desconocida para ti. 12 ¡Que Dios te premie por todo
lo que has hecho! ¡Que el Dios de Israel, en quien ahora buscas protección, te
haga mucho bien!
13
Entonces Rut le dijo a Booz:
—¡Muchas
gracias, señor! Usted es muy bueno conmigo y me ha hecho sentir bien, aunque ni
siquiera soy como una de sus criadas.
14
A la hora de comer, Booz invitó a Rut y le dijo:
—Ven,
acércate; aquí hay pan, salsa y granos tostados.
Rut
fue y se sentó a comer junto con todos los demás trabajadores. Comió hasta
quedar satisfecha, y hasta le sobró comida para llevarle a su suegra.
15
Cuando Rut regresó a recoger espigas, Booz ordenó a los trabajadores:
—Dejen
que Rut también recoja espigas donde están los manojos de cebada. 16 Además,
dejen caer espigas de sus propios manojos para que ella las pueda recoger. Y no
la molesten.
17
Rut estuvo recogiendo espigas hasta que empezó a oscurecer. Cuando separó el
grano de las espigas, se dio cuenta de que había recogido más de veinte kilos
de cebada. 18 Tomó la cebada y regresó a Belén para mostrarle a su suegra todo
lo que había recogido ese día. También le dio a Noemí la comida que le había
quedado. Noemí, entonces preguntó:
19
—¿Dónde estuviste trabajando hoy? ¿Cómo es que pudiste recoger tanta cebada?
¡Qué Dios bendiga mucho a quien tanto te ha ayudado!
Rut
le contó a su suegra que había estado trabajando en el campo de un señor
llamado Booz. 20 Por eso Noemí le dijo:
—¡Que
Dios lo bendiga! ¡Qué bueno es ese hombre con nosotras y con nuestros
familiares muertos! Déjame decirte que ese hombre es familiar de mi esposo, y
de acuerdo con nuestras leyes tiene el deber de protegernos.
21
Rut añadió:
—Pues
él me dijo que podía quedarme a trabajar con las demás trabajadoras hasta que
se termine la cosecha de cebada.
22
Entonces Noemí le dijo a Rut:
—¡Qué
bueno, hija mía! Quédate a trabajar en el campo de Booz. Y no te alejes de sus
trabajadores, para que nadie te moleste.
23
Rut siguió recogiendo espigas con las trabajadoras de Booz hasta que terminó la
cosecha de cebada y de trigo. Mientras tanto, vivía con su suegra.
Booz
trata bien a Rut
3
Un día, Noemí habló con Rut, su nuera:
—Hija
mía, me siento obligada a buscarte esposo. Quiero que tengas tu propio hogar y
que vivas feliz. 2 ¿Recuerdas lo que te dije acerca de Booz, el dueño del campo
donde has estado trabajando? Él es de la misma familia de mi esposo. Escucha
bien esto que te voy a decir: Esta noche él va a estar en su campo, separando
el grano de la paja. 3 Báñate, perfúmate y ponte tu mejor vestido. Ve al campo
donde está Booz trabajando, pero no lo dejes que te vea hasta que termine de
comer y beber. 4 Fíjate bien dónde va a acostarse. Cuando ya esté dormido, ve y
acuéstate a su lado. Así él sabrá que tú le estás pidiendo su protección, y él
mismo te dirá lo que debes hacer.
5
Rut le respondió a su suegra:
—Haré
todo lo que tú me mandas.
6
Rut se fue al campo e hizo exactamente lo que Noemí le había mandado. 7 Después
de que Booz terminó de comer y beber, se fue a acostar junto al montón de
cebada; estaba muy contento. Cuando se quedó dormido, Rut se acercó a él con
mucho cuidado, y se acostó a su lado.
8
A medianoche, Booz se despertó de pronto, y al moverse sintió que alguien
estaba acostado junto a él.
9
—¿Quién eres? —preguntó Booz.
—Soy
Rut, su humilde servidora. Usted es familiar mío y de mi suegra, y las dos
necesitamos que usted nos proteja. Quiero pedirle que se case conmigo.
10
—¡Que Dios te bendiga! —dijo Booz—. Veo que eres muy fiel con tu suegra y con
tu familia, y que no piensas sólo en ti. Me pides que sea yo tu esposo, aunque
bien podrías casarte con un hombre más joven que yo. 11 No tengas miedo, Rut;
toda la gente de Belén sabe que tú eres una buena mujer. Por eso, voy a hacer
lo que me pides.
12
»Ahora bien, es cierto que yo soy familiar de ustedes y que tengo el deber de
protegerlas; sin embargo, tienen un familiar todavía más cercano que yo. 13 Por
ahora, duérmete tranquila; ya mañana sabremos si él quiere protegerte. Si
acepta, no hay problema conmigo; si no acepta, te prometo, en el nombre de
Dios, que yo te protegeré. Anda, acuéstate y duerme tranquila.
14
Rut se acostó cerca de Booz, y se durmió. Cuando todavía estaba oscuro, ella se
levantó porque Booz no quería que nadie supiera que una mujer había estado en
su campo. Pero antes de dejarla ir a Belén, 15 Booz le pidió a Rut que
extendiera su capa, y en ella puso más de cuarenta kilos de cebada. Después la
ayudó a ponerse la carga en el hombro, y regresó a Belén.
16
Cuando Rut volvió a la casa, Noemí le preguntó:
—¿Cómo
te fue, hija mía?
Rut
le contó a su suegra todo lo que Booz había hecho por ella, 17 y agregó:
—Booz
me dio toda esta cebada y me dijo: “No debes regresar a la casa de tu suegra
con las manos vacías”.
18
Entonces Noemí le dijo a Rut:
—Ahora
sólo tenemos que esperar con paciencia. Estoy segura de que Booz no va a
descansar hasta que este asunto se resuelva.
Booz
se casa con Rut
4
Booz fue a la entrada del pueblo, donde la gente se reunía para tratar asuntos
importantes. Poco tiempo después, pasó por allí el otro familiar de Elimélec.
—Oye
—gritó Booz—, ven aquí y siéntate; tenemos algo de qué hablar.
2
De inmediato Booz llamó a diez de los hombres más importantes de Belén, y los
invitó a sentarse con ellos.
Una
vez sentados, 3 Booz le dijo al otro familiar:
—Noemí
acaba de regresar de Moab y quiere vender el terreno de nuestro familiar
Elimélec. 4 Yo quería que tú supieras esto, y además, pedirte que lo compres,
porque tienes el derecho de decidir primero. Delante de estos testigos, dime si
quieres comprarlo o no, pues aparte de nosotros dos no hay otro familiar que
pueda comprarlo.
Enseguida
el otro familiar respondió:
—Sí,
lo voy a comprar.
5
Entonces Booz le dijo:
—Si
compras el campo, también tendrás que casarte con Rut, la viuda que vino con
Noemí desde Moab. Así, cuando nazca el primer niño, él llevará el apellido del
difunto esposo de Rut, y el terreno será para él.
6
—¡Ah, entonces no acepto comprarlo! —dijo el otro familiar—. Si lo compro, voy
a perder todo ese dinero, y si nacen otros hijos, mis propios hijos recibirán
menos herencia. Será mejor que lo compres tú.
7-8
Y siguiendo la costumbre de esa época, el otro familiar se quitó una de sus
sandalias, se la dio a Booz y le dijo:
—Toma
mi sandalia; ésta es la señal de que sólo tú podrás comprar el terreno.
9
Luego Booz se dirigió a las personas que estaban allí, y les dijo:
—Ustedes
son testigos de que hoy le compro a Noemí todo lo que perteneció a Elimélec y a
sus hijos. 10 Además, me voy a casar con Rut, la viuda de Mahlón. Así, el
primer niño que nazca heredará el terreno, y se mantendrá el nombre de la
familia. Sus descendientes seguirán viviendo en Belén.
11
—Sí, somos testigos —respondieron los que estaban presentes—. Deseamos que Dios
le permita a Rut ser como Raquel y Lía, quienes tuvieron muchos hijos, de los
cuales descendemos todos los israelitas. 12 Que al casarte con esta joven
mujer, tu familia llegue a ser tan grande como la familia de Fares, hijo de
Judá y Tamar. Y que tú llegues a ser muy rico en toda Efrata y muy importante
en Belén.
Nacimiento
de Obed
13
Al poco tiempo Booz se casó con Rut y Dios permitió que ella quedara
embarazada. 14 Cuando nació el niño, las mujeres de Belén le decían a Noemí:
«Bendito
sea Dios que hoy te ha dado un nieto para que cuide de ti. Dios quiera que
cuando el niño crezca llegue a ser muy famoso en todo Israel. 15 Él te hará muy
feliz, y te cuidará en tu vejez, porque es hijo de tu nuera Rut. Ella vale más
que siete hijos, porque te ama mucho y ha sido muy buena contigo».
16
Noemí abrazó al bebé con mucho cariño, y desde ese día se dedicó a cuidarlo. 17
Las vecinas buscaron un nombre para el bebé y lo llamaron Obed; y a todos los
amigos les decían: «¡Noemí ya tiene un hijo!»
Obed,
abuelo de David
18
Obed creció y fue el padre de Jesé y el abuelo de David.
Ésta
es la lista de los descendientes de Fares: Fares, 19 Hesrón, Ram, 20 Aminadab,
Nahasón, 21 Salmón, Booz, 22 Obed, Jesé y David.
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
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Juan 4:43-54 Traducción en lenguaje
actual (TLA)
Jesús
sana al hijo de un oficial
43-44
Algunos no trataban bien a Jesús cuando él les hablaba. Por eso Jesús dijo una
vez: «A ningún profeta lo reciben bien en su propio pueblo.»
Después
de estar dos días en aquel pueblo de Samaria, Jesús y sus discípulos salieron
45 hacia la región de Galilea. La gente de Galilea lo recibió muy bien, porque
habían estado en la ciudad de Jerusalén para la fiesta de la Pascua, y habían
visto todo lo que Jesús hizo en aquella ocasión.
46
Más tarde, Jesús regresó al pueblo de Caná, en Galilea, donde había convertido
el agua en vino. En ese pueblo había un oficial importante del rey Herodes
Antipas. Ese oficial tenía un hijo enfermo en el pueblo de Cafarnaúm. 47 Cuando
el oficial supo que Jesús había viajado desde la región de Judea a Galilea, fue
y le pidió que lo acompañara a su casa y sanara a su hijo, pues el muchacho
estaba a punto de morir.
48
Jesús le contestó:
—Ustedes
sólo creen en Dios si ven señales y milagros.
49
Pero el oficial insistió:
—Señor,
venga usted pronto a mi casa, antes de que muera mi hijo.
50
Jesús le dijo:
—Regresa
a tu casa. Tu hijo vive.
El
hombre creyó lo que Jesús dijo, y se fue. 51 Mientras regresaba a su casa, sus
criados salieron a su encuentro y le dijeron: «¡Su hijo vive!»
52
El oficial les preguntó a qué hora el muchacho había empezado a sentirse mejor,
y ellos respondieron: «La fiebre se le quitó ayer a la una de la tarde.»
53
El padre del muchacho recordó que, a esa misma hora, Jesús le había dicho: «Regresa
a tu casa. Tu hijo vive.» Por eso, el oficial del rey y toda su familia
creyeron en Jesús.
54
Ésta fue la segunda señal que Jesús hizo en Galilea al volver de Judea.
Traducción
en lenguaje actual (TLA)
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Salmos 105:16-36 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
16
En
Canaán hubo mucha hambre,
pues
Dios destruyó todos los trigales.
17
Pero
él ya había dispuesto
que
nos salvara José,
a
quien antes sus hermanos
habían
vendido como esclavo.
18
Los
egipcios humillaron a José
y
lo tuvieron encarcelado,
19
hasta
el día en que se cumplió
lo
que él ya había anunciado:
¡ese
día Dios dejó en claro
que
José había dicho la verdad!
20
Entonces
el rey de Egipto,
que
gobernaba a muchos pueblos,
ordenó
que liberaran a José,
y
fue puesto en libertad.
21
El
rey le dio autoridad
sobre
todo su pueblo
y
sobre todas sus posesiones.
22
José
se dedicó a enseñar
a
los consejeros y a los ayudantes del rey,
y
a compartir con ellos su sabiduría.
23
Nuestros
abuelos fueron a Egipto,
y allí
les permitieron vivir.
24
Dios
hizo que aumentara
nuestro
pueblo,
y
lo hizo más fuerte
que
sus enemigos.
25
Por
eso los egipcios
nos
odiaron y maltrataron.
26
Dios
envió entonces
a
Moisés y a Aarón,
sus
ayudantes favoritos,
27
y
allí en Egipto
ellos
hicieron grandes milagros.
28
Dios
envió sobre el país
una
gran oscuridad,
pero
los egipcios no hicieron caso
de
esta señal maravillosa.
29
Dios
convirtió en sangre
los
ríos de Egipto,
y
así mató a sus peces.
30
Todo
Egipto se llenó de ranas;
¡había
ranas hasta en el palacio!
31
Dios
dio una orden,
y
todo el país se llenó
de
moscas y de mosquitos.
32
En
vez de lluvia,
Dios
mandó granizo,
y
con sus relámpagos
le
prendió fuego al país.
33
Por
todo Egipto
Dios
derribó viñas e higueras;
¡hizo
astillas los árboles!
34
A
una orden suya,
vino
una plaga de saltamontes
35
que
acabó con los frutos del campo,
y
todo lo verde quedó seco.
36
Dios
hirió de muerte
a
los mejores jóvenes egipcios;
¡en
todo el país murió
el
hijo mayor de cada familia!
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Proverbios 14:26-27 Traducción en
lenguaje actual (TLA)
26
El
que obedece a Dios
ya
tiene un poderoso protector
para
él y para sus hijos.
27
El
que obedece a Dios
tiene
larga vida;
ha
escapado de la muerte.
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